Una agente del servicio penitenciario denunció que sufrió lesiones y que fue hostigada por un instructor durante una capacitación que se llevó a cabo en el penal de Villa Urquiza. La mujer presenta quemaduras en el rostro y una inflamación como reacción a un compuesto químico que le habrían aplicado en el mentón y las mejillas. La denunciante advirtió que no fue la única afectada y que otros dos agentes terminaron esa capacitación con otro tipo de lesiones. Por su caso, denunció al instructor Pablo Rodríguez por el delito de lesiones gravísimas.
“Hace tiempo que los jefes venían hablando sobre una capacitación para mejorar la calidad de requisa y para reaccionar a lo que pudiera pasar dentro del penal. Recientemente se autorizó realizar ese curso y dividieron al personal en dos grupos. El 27 de octubre terminó el primer grupo y yo comencé con el segundo. Hasta ese momento lo que nos habían explicado era que en entrenamiento era para saber manejar situaciones en las que tengamos que entrar (a las celdas) y mejorar los mecanismos de requisas. Nos dijeron que no iba a haber agresión física”, explicó Mercedes Villarrubia Sarmiento, la efectiva que denunció los excesos y que actualmente cumple funciones como personal de requisa femenina dentro del penal. La mujer habló en entrevista con LG Play, el canal televisivo de nuestro diario.
Villarrubia Sarmiento detalló que en su grupo eran 20 agentes y que la capacitación comenzó con actividades normales. “La mayoría éramos mujeres porque querían formar el grupo de requisas femenino. Los primeros días se trató de trabajos de gimnasia e instrucción militar: agacharse, arrastrarse, pararse, cuerpo a tierra, flexiones, etcétera”, enumeró.
“Todo iba normal hasta que el instructor nos puso a hacer flexiones de brazo, con los puños cerrados. Como estábamos con gorra, en un momento levanté la mirada para ver y él (por Rodríguez) puso su mano sobre mi cara y me pasó de abajo hacia arriba un polvo que era un químico. No sé qué será, por lo que me dijo el médico luego parecería haber sido una mezcla de gas pimienta con pólvora. Sentí el ardor, se me puso roja la cara y pedí permiso para ir a la enfermería. Tenía taquicardia y no podía respirar bien porque inhalaba ese polvo que quemaba”, relató la agente que mostró ante las cámaras las quemaduras que aún tiene en los labios.
La víctima sostuvo que, hasta donde sabe, habría por lo menos otros dos agentes afectados tras esos entrenamientos. Una efectiva habría sufrido un problema en el ojo por la implementación del mismo químico mientras que otro uniformado terminó con un tobillo esguinzado en otro ejercicio. Sobre otras actividades cuestionables, detalló: “hay un video en que se ve otro exceso. Mis compañeros estaban dentro de un pozo y el instructor está con un palo haciéndolos que se muevan mientras les dice cosas (humillantes)”. (N.R: en las imágenes se ve a los agentes dentro de una fosa, en medio de un humo que parecería dificultarles el movimiento. Desde arriba un instructor toca con un palo en el hombro a algunos y les ordena que avancen: “vamos, vamos ¿que no son de hierro ustedes?”, “ahí están los ‘hierritos’, alambre de fardo son”).
Por otra parte Villarrubia Sarmiento indicó que en el caso de su grupo habrían existido incluso arengas denigrando a las mujeres. “Nuestro instructor fue Pablo Rodríguez. Nos decía que teníamos que ser ‘más mujer’, que pongamos ovarios, que no tenemos que ser blandas ni nenas de mamá. Más o menos como diciéndonos que si no aguantábamos eso no servíamos como mujeres”, aseguró.
“No toleraremos la barbarie”
Manuel Pedernera, el abogado de la víctima, explicó que la causa aún está en manos de la Fiscalía de Decisión Temprana pero que en las próximas horas sería derivada a la Unidad Fiscal de Atentados contra las Personas para que profundice la pesquisa. “Esto merece una investigación amplia, exhaustiva y rápida no solo de las actuales autoridades del penal, que asumieron recientemente, sino también de parte del ministro (Eugenio) Agüero Gamboa, que sé que es una persona honorable y que tomará cartas en este asunto”, advirtió el profesional, quien acompañaba a su asistida durante la entrevista. “Le suplicamos a las autoridades que acabe el facismo en los órganos de seguridad, es pedir que se respete a las mujeres y no se las trate de inferiores”, agregó.
“Mercedes no solo requiere de asistencia médica por lo que ha pasado, sino también psicológica. Incluso tenemos presente que, por haberse atrevido a denunciar estas agresiones y humillaciones, el día de mañana puede llegar a ser vista mal por algunos compañeros de trabajo, pero creo que lo más urgente es hacer controles psicológicos a quienes están al frente de una capacitación que fue autorizada. Por supuesto que en los órganos de seguridad hay que adaptarse a un régimen disciplinario, no estoy en contra de eso, pero sí de la barbarie”, concluyó el abogado que asumirá la querella.